El bosque de niebla primario o secundario aporta beneficios importantes para la sociedad, quizá el más tangible es el agua; los bosques de niebla son la esponja que garantiza la conservación de los manantiales y nacimientos.

Por su ubicación en las cuencas hidrológicas el bosque de niebla tiene un papel hidro-regulador muy importante. Ayuda a la estabilidad del escurrimiento superficial y favorece la infiltración del agua. Esto permite que el agua se libere lentamente durante todo el año, incluyendo la época de estiaje (sequía). Su conservación es esencial para el abastecimiento a las ciudades y en todas las actividades económicas.

El bosque de niebla está muy amenazado y representa apenas el 1% de la superficie mexicana.

Existe gran preocupación por el deterioro y la recuperación del mismo. Actualmente es considerado como un ecosistema prioritario. En Veracruz, el bosque de niebla ha sido impactado por la ganadería, la agricultura de temporal y el crecimiento urbano desordenado y sin criterios ecológicos (ver mapa de cambio de uso del suelo).

Grandes extensiones de bosque de niebla degradado han sido abandonadas y colonizadas por especies que bloquean el proceso de recuperación natural.

Algunas de éstas especies invasivas son el “pesma” (Pteridium aquilinum), y el “pasto estrella” (Cynodon plectostachium).

Predio invadido por pesma (Pteridium aquilinum)

Los proyectos se desarrollan en el marco de la región central veracruzana de la Sierra Madre Oriental. Las áreas focales son la Sierra de Zongolica y las microcuencas prioritarias de Xalapa y Coatepec (ver mapa).

Hemos emprendido acciones de restauración ecológica por medio de la reforestación y las técnicas de nucleación. Los sitios de trabajo son espacios de aprendizaje activo.

Buscamos documentar cómo responden los ecosistemas ante las acciones de restauración ecológica. Evaluamos la efectividad de las técnicas para hacerlas más eficaces.

Gracias a la observación sistemática de nuestras parcelas, hoy contamos con experiencia e información útil para:

• Programas oficiales de reforestación (federales, estatales y municipales).
• Proyectos de restauración de otras organizaciones de la sociedad civil.
• Proyectos corporativos de reforestación de ecosistemas.
• Propietarios que quieren restaurar manantiales y ojos de agua.
• Protección legal a través de la Certificación (Área Privada de Conservación).

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